Protagonistas irresistibles e intemporales

Estoy enfrascada en la preparación de una nueva novela en la que el protagonista es un hombre y me preocupa mucho el hecho de que sea un personaje olvidable. Quiero que sea alguien lleno de matices, perfecto en su imperfección, con el que los lectores puedan llegar a empatizar y, por qué no, enamorarse. Por eso me pregunto qué tienen ellos, los protagonistas irresistibles de la novela romántica.

 
Jamie Fraser, Fitzwilliam Darcy, Derek Craven, Sebastian St. Vincent, Acheron… Son algunos de los protagonistas masculinos que perduran en la memoria de millones de lectoras de género romántico, que arrancan sonrisas y suspiros por igual. ¿Qué tienen todos ellos en común?
 
He leído un montón de artículos, blogs y libros acerca de la creación de personajes literarios y no hay ninguna fórmula mágica que se pueda aplicar y que dé como resultado el personaje perfecto. En una entrevista que me hizo la gran Nieves Hidalgo a raíz de la publicación de En busca de su destino, me preguntó qué tenía él para que ella se enamorara. Era una pregunta de una gran simplicidad pero me resultó muy difícil de contestar, aunque parezca incomprensible. Se supone que debemos conocer a nuestros personajes hasta el mínimo detalle, lo que piensan, lo que sienten, lo que les motiva… Y  no saber responder a eso me indicó que me quedaba un largo camino de aprendizaje por recorrer.
 
 

«Lo primero que debemos tener en cuenta es que un personaje no existe por sí solo, es decir, aislado, sino que aparece siempre en un contexto, con unas influencias culturales según su origen étnico, social, religioso o educativo, en un lugar y un período histórico y con una profesión definida o, en caso contrario, carente de ella. Todo esto son rasgos que determinarán su forma de hablar, su modo de vestir, su modo de actuar y de pensar; es decir, que conformarán su psicología»

 

Jamie Fraser es el alma indiscutible de Forastera, la serie de Diana Gabaldon que ha vendido 25 millones de ejemplares en todo el mundo. La autora ha sabido coger el estereotipo del highlander y convertirlo de manera magistral en un hombre que podría ser de carne y hueso, con sus debilidades y fortalezas. Quizá el único defecto que tiene este personaje sea su exacerbada perfección tanto en su aspecto físico como en su inimitable personalidad. Se supone que los personajes tienen que evolucionar, pasar del punto A al B, pero en este caso no existe esa evolución, el personaje de Jamie se mantiene fiel a sí mismo durante toda la novela y funciona, tal vez esa sea la clave del porqué nos gusta tanto.
 
 
 
 
 
Todo lo contrario ocurre con Derek Craven, protagonista de Sueño contigo de la magnífica Lisa Kleypas. Derek es otro estereotipo bastante manido del hombre apaleado por la vida y al que no le importa nada ni nadie que no sea él mismo, hasta que aparece la cándida señorita Fielding, una muchacha de campo, inocente, que solo ve la bondad de las personas. Lo atractivo de este personaje es su reticencia durante toda la novela a enamorarse porque no se cree merecedor de amor. La evolución de ese personaje frío, manipulador y cruel es brutal al final del libro cuando cree haber perdido a Sara en una escena memorable y enternecedora.
 
 
 
 
 
Algo parecido le ocurre a St. Vincent, de El diablo en invierno, otra estupenda y recomendable obra de la señora Kleypas. Al igual que Craven, Sebastian es un hombre que solo se ocupa de sí mismo y su único afán en la vida es tener más dinero para mantener su estilo de vida, por eso necesita contraer matrimonio con una heredera a la que, por supuesto, al principio desprecia porque considera que ella no está a su altura. El personaje evoluciona de manera muy sutil, primero aceptando la propuesta de ella y después involucrándose en un proyecto que al final le entusiasma y que le proporciona una manera de sentirse realizado; pasa de ser un mujeriego derrochador y narcisista a un hombre responsable y sin prejuicios que se preocupa por el bienestar de los demás.
 
 
 
 
 
Acheron. ¿Qué puedo decir de Ash o de las novelas de Sherrilyn Kenyon? Esta mujer tiene una capacidad de hacer sufrir a sus personajes como no he visto en ninguna otra escritora del género, aunque creo que la Saga de los Cazadores Oscuros se le ha ido de las manos. Os confieso que dejé de seguir la serie tras el libro número 23. Ash es el hilo conductor de toda la saga y, si no me equivoco, hace su aparición en el segundo libro. En este caso, la autora tiene varias decenas de historias para hacer evolucionar a este personaje hasta el clímax del mismo en su propia novela. Ash es un guerrero temible con cara de ángel y un tormentoso pasado a su espalda que lo ha convertido en un ser desposeído de compasión. O eso nos quiere hacer creer la autora. En cada nueva novela sabemos un poco más del tortuoso camino de Ash a lo largo de su vida inmortal, y aquí es donde Kenyon juega con el lector de manera formidable; va dejando pequeñas pinceladas del porqué el personaje actúa como lo hace aumentando la intriga y el misterio alrededor de él. La primera parte de Acheron es durísima hasta el punto de ser desagradable, pero es necesario que el lector conozca el pasado de Ash para comprender su presente. En este caso, la evolución del personaje es ficticia, no existe tal cambio, la autora consigue engañar a un lector que descubre sorprendido que el protagonista siempre ha sido el mismo, pero sin máscaras.
 
 
 
 
 
 
Las novelas de regencia no suelen ser muy dadas a innovaciones, hay una restricción muy fuerte en cuanto a ambientación, lenguaje y comportamiento. Por eso me empapé de las obras de Jane Austen cuando escribí la mía (sí, yo también he hecho mi incursión en ese género y, si no pasa nada catastrófico, espero que podáis leerla a lo largo del 2016). Mi favorita es Sentido y sensibilidad y creo que el coronel Brandon es un personaje maravilloso. Sin embargo, Orgullo y Prejuicio y el señor Darcy son icónicos.
 

«Durante la primera mitad de la velada, se vio envuelto en la admiración general, pero su popularidad fue disminuyendo por el disgusto que produjo su conducta; se advertía que era orgulloso, que adoptaba aires de suficiencia y que nada lo satisfacía. Era el hombre más orgulloso y antipático del mundo»


Darcy es un hombre de su época: soberbio y orgulloso. La descripción que hace Austen de él no puede ser más específica, eso junto a sus acciones iniciales, provoca que el lector deteste al personaje desde el primer momento. Esta novela es un gran ejemplo del «no lo cuentes, muéstralo». Darcy se va ganando la simpatía del público y de Lizzy Bennet a través de sus actos, se arrepiente, atormentado porque ella le considere «un hombre desprovisto de todo sentimiento digno» (¡podría estar sacando citas todo el día de los libros de Austen!) y consigue la redención de su enamorada y sacarnos algún que otro suspiro.

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuáles son vuestros personajes irresistibles? ¿Echáis alguno en falta?

 

 

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