El trabajo de corrección cada vez es más conocido, pero aún hay escritoras que no saben bien qué pueden esperar de este proceso. Muchas veces me llegan mensajes pidiéndome consejo y por eso hoy te voy a hablar de los pasos que debes dar después de terminar de escribir tu manuscrito y cómo corregir tu novela romántica.
1. Primera revisión
Después de terminar de escribir, toca leer del tirón el manuscrito y reescribir aquellas partes que consideras más flojas, bien por exceso o por defecto. Revisar que los personajes sean coherentes durante toda la lectura y que no hayan quedado flecos en las tramas. Para esto te puede ayudar hacer una escaleta previa, como la que te enseño a hacer en mi curso sobre planificar una novela.
Después de esta primera lectura es conveniente un periodo de descanso de varias semanas para alejarte emocionalmente de lo que has escrito. ¿Por qué? Porque con la distancia vemos las cosas de otra manera y esto también se aplica a la escritura. Quizá aquella escena que te pareció encantadora cuando la escribiste ahora te resulta cursi, o puede que ahora veas algo machista aquella conversación que mantuvieron los protagonistas en un determinado momento.
2. Lectoras cero e informes de lectura
Antes de enviar a corregir tu novela romántica a una profesional, debe haber pasado por las manos de una lectura crítica, ya sea de alguien conocido con el que tengas confianza, muy lector y con algún conocimiento literario (lectoras cero), o con una profesional que te haga un informe en el que se reflejen esos puntos débiles que se te han pasado por alto.
Este paso previo te ahorrará tiempo y dinero porque lo más probable es que tu correctora aprecie incoherencias, agujeros de trama, conflictos flojos, mala perfilación de personajes, etc., que no se pueden subsanar en una corrección.
Si te has gastado el dinero en un manuscrito que necesita reescritura, por las razones que te he expuesto, deberás pagar de nuevo otra corrección.
Ojo, con reescritura me refiero a un cambio profundo del manuscrito, no a cambiar un par de palabras o arreglar un párrafo.
3. Autocorrección
Una vez que has arreglado todo lo concerniente al contenido de tu novela, es el momento de revisar la forma, es decir, las palabras que has usado: detectar repeticiones, redundancias, vicios léxicos, muletillas.
La gramática y la ortografía son herramientas básicas para una escritora profesional y formarse en este sentido es fundamental. Saber cuándo usar comillas o cursivas, las mayúsculas, cuándo acentuar pronombres interrogativos, en qué circunstancias usar un gerundio, cómo utilizar las comas o cómo se puntúan los diálogos es imprescindible porque estarás haciendo tu trabajo a medias.
Te recomiendo que te hagas una lista de tus vicios o de las palabras que más usas, así será más fácil detectarlas cuando hagas la primera limpieza de tu texto.
4. Editing
Durante la corrección suele haber un intercambio de revisiones entre correctora y escritora, ya que la última palabra sobre cada cambio en el texto es de la autora. Ese intercambio suele ser de un par de veces.
Cuando el texto tiene fallos como los descritos, lo habitual es que la correctora proponga un editing.
Como su propio nombre indica, es una revisión profunda del contenido del manuscrito. En este proceso, la correctora señala los errores y propone qué cambios deberían realizarse; después revisa que las modificaciones hayan solventado esos errores y ya se puede pasar a la corrección profesional: ortotipográfica y de estilo.
5. Corrección profesional
Alguna vez me han pedido solo corrección ortotipográfica porque no querían cambiar el estilo de su escritura. Confundir la corrección de estilo con el estilo del escritor es bastante común, creo que por un desacertado uso de la palabra «estilo».
Cuando las correctoras profesionales hablamos de corrección de estilo nos referimos, sobre todo, a la gramática. A detectar tiempos verbales inadecuados, repeticiones, gerundios de posterioridad y todo lo que te he comentado más arriba.
No se trata de coger tu texto y cambiar tu forma de escribir.
Por regla general, las dos correcciones van de la mano, por eso la mayoría de profesionales nos negamos a hacer solo la de ortotipografía si detectamos que la de estilo es necesaria. Aunque eso nos cueste perder el trabajo.
A mí me gusta hacer siempre primero la de estilo porque suele estar sujeta a pequeños cambios que necesitan aprobación. La mayoría de las escritoras siempre aprovechan esa primera vuelta para hacer, además, pequeñas modificaciones, y por eso dejo la de ortotipografía para el final.
Una vez que tu novela romántica ha pasado por todos, o casi todos, estos procesos, ya puedes seguir con el siguiente paso en el camino de la publicación.
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